De nuevo en el agua

El Peregrina está de nuevo en el agua. Tenía muchas ganas de escribir esta tonta frase, pero he de reconocer que no tenía pensado hacerlo en este blog, pero recientemente, han sido varias las personas a las que he oido comentar que seguían este blog, cosa que me deja bastante sorprendido, pues no me conocen de nada, y no comprendo como mis desvaríos plasmados en este blog pueden captar el interés de los demás; pero como tampoco aspiro a entender todo lo que en el universo sucede, no voy a profundizar en ello y sí voy a tratar de volver a escribir aquí.

Solemne momento en la que el barco volvía al agua en el puerto de Portonovo (Nov/2016)

Debería empezar con un largo y tedioso ciclo de artículos acerca de todas las reparaciones que se le hicieron al barco durante los casi dos años y medio que ha estado en tierra, pero como eso me acabaría hastiando, haré un breve resúmen en este artículo y si acaso, más adelante, iré intercalando artículos acerca de la reparación, seguramente sin profundizar demasiado, pues Internet está lleno de gente que habría hecho los trabajos realizados mejor que yo y no quiero que me lean la cartilla.

 El barco amarrado en el puerto de Sanxenxo, aún sin palo tras su vuelta al agua. (Nov/2016)

Durante dos años y medio el barco ha estado en la carpintería de mi cuñado y mi sobrino, quienes se han portado sensacionalmente conmigo, para que ahora estén tan denostados los cuñados. Allí dispuse de todo tipo de herramientas: radiales, lijadoras de banda, rotoorbitales, cepillos, todo tipo de herramientas neumáticas, etc. Allí, no sin darme demasiada prisa, para qué lo voy a negar, me dediqué a eliminar las innumerables capas de patente que el barco tenía, e ir pinchando las ampollitas para vaciarlas. Posteriormente, estas fueron abiertas para sanear el el laminado, al mismo tiempo, eliminé todo el laminado de la orza hasta llegar a los pernos, que tenían un aspecto estupendo y todo fue rellenado con distintos productos epoxy (mejorador de la adherencia, masillas epoxi, y gel-coat epoxy). Finalmente, varias capas del mencionado gel-coat epoxi en obra viva y muerta, lijado y capas de lasur en la madera de la regala, y al agua.

Ya arbolado y prácticamente listo para volver a navegar.
(Ene/2017)

No quisiera finalizar este artículo sin dar las gracias a todos los que me han ayudado en la vuelta del barco al mar: Alejandro, Paco, Cristóbal y Pablo de Carpiglob; los amiguetes Juan, Luis, Guillermo, Óscar y Lía; los familiares Eulógio, Amancio, Tomás, y Chapi, y finalmente, Julio del Club Náutico de Portonovo; Senén de Gairesa, y Yolanda, Javier y Jose Velas Gándara, y sobretodo al almirantazgo, que me ha aguantado mucho durante estos dos largos años y pico.

Estay nuevo por fin

Como contaba en mi anterior artículo, para volver a montar el enrollador en el palo, decidí desarbolar el barco. ¿El motivo? Pues que tanto los obenques como estay y backstay se agarran en el mismo bulón del tope del palo, y cada uno de ellos tiene que ir en una posición concreta debido a las salidas para los mismos que tiene el tope del palo.

Inicialmente estuvimos dandole vueltas a la posibilidad de soltar los obeneques y backestay en cubierta y dejar el palo sostenido sólo por baby-estay y obenquillos, que en situación de reposo serían suficientes para que palo no cayera. El lector que además sepa algo de náutica, especialmente de reparaciones en el tope del palo, se habrá dado cuenta de que lo que planteo es peligroso con una persona subida al palo, pues de la cruceta para arriba el palo no tendría soporte alguno, pues los obenquillos y baby estay sólo trabararían hasta la cruceta. Pero claro, la operación no las estábamos haciendo subidos al palo, sino desde la cesta de un camión grúa (lo que mola tener cuñados con empresa dedicada a la construcción).

El problema que motivó el desarbolado fue el que el bulón no había quien lo sacara con el palo arbolado, así que atamos el tope del palo a la grúa, soltamos toda la jarcia y sacamos el palo. Las cosas parecía que no había manera de que acabaran de arreglarse. Posamos el palo sobre unos caballetes adquiridos para la ocasión (¡5,50 cada uno de los dos caballetes de mierda de madera de pino, por cierto!). Sacar el bulón no fue nada fácil, sólo con el uso abundante de un aceite “aflojalotodo” de esos, y con un tiempo de espera largo, al final conseguí desplazar el bulón a golpes lo suficiente como para que entrara la gaza del estay en su posición.

Tras colocar el estay en el tope del palo, y ya aprovechando que tenía la ITB para marzo de 2015, revisé la luz de tope, la verdad es que el casquillo es chulísimo, todo retro, pero no iba, por lo que opté por poner uno nuevo. En el proyector de cubierta, símplemente había que cambiar la bombilla, pero ya que estaba, aproveché para cambiar todo el cableado eléctrico del palo. Al final todo quedó estupendo,  el palo estaba listo para arbolar. Por desgracia para mi, llegaba el fin de semana y se acercaban lluvias, así que hubo que retrasarlo un par de días. 

El palo estaba apoyado sobre los caballetes en la zona de marina seca del puerto de Portonovo, y tras hablar con uno de los marineros, este me aconsejó que no lo dejara allí el fin de semana, al parecer el vandalismo y el botellón campan a sus anchas por aquella zona. Al final, me ofrecieron guardar el palo en el almacén que tienen ellos allí, y allí quedó. ¡Arbolaríamos al día siguiente! Ya quedaba menos para  navegar de nuevo.

Día de temporal = desperfectos, varios días de temporal…

Cuando uno va a revisar su barco viejo o veterano, según prefiera el lector, tras varios días de temporal, poco menos que lo hace enconendándose a la Santísima Virgen de la Náutica de Recreo y a todos los santos, ya que siempre, siempre, siempre aparece alguna coña marinera, nunca mejor dicho, que reparar. En mi caso, el pasado 31 de Diciembre me encontré con dos defensas arrancadas de cuajo, tal y como se puede ver en la foto. Tuve que rascarme el bolsillo y comprar dos defensas nuevas, y ya de paso metro y medio de cabo gordo para cada una, ya que el que tenía, al ser finito, a veces era difícil de desatar, sobretodo para los más profanos. En cualquier caso: que acabamos el año rascando del bolsillo 42 euros del ala no previstos. Lo peor es que habrá que renovar también las demás defensas, ya que están igual de echas polvo que las que rompieron.