Calzado adecuado y medicina “al recurso”.

Siempre que alguien viene al barco le digo que debe llevar ropa y calzado adecuado. Al hablar de ropa, me refiero siempre a que traigan algo de abrigo adecuado para la época del año en que nos encontremos, y algo que corte el viento, siendo esto último esencial. Cuando hablo de calzado me refiero a un calzado que no resbale sobre la cubierta, incluso cuando esta está mojada, que no la manche, y que proteja al pie por completo, pues en cubierta hay una cantidad “salientes” por usar lenguaje profano, que pueden destrozar cualquier dedo del pie de cualquiera, sobretodo si hay que moverse con cierta celeridad. Todo esto puede parecer un poco exagerado, pero no lo es ni de lejos, y para muestra un botón:
Volvamos a la víspera del día de reyes para seguir la cronología de los sucesos y que el avezado lector no tenga que sufrir mi rebuscada prosa: El día previo a la festividad de los Reyes Magos, de camino a la cabalgata con la almiranta y las peques, la almiranta me reprochaba mi vestimenta con una de esas frases cariñosas, dulces, melosas diríase incluso, que me enamoraron cuando la conocí: “Hijo, es que siempre que vienes conmigo vienes hecho un zarapastroso, ya podías arreglarte un poquito más, que no vas con tus amigotes”. 
El día de Reyes tenía una comida familiar con la familia de la almiranta, en la que además tenía que hacer de anfitrión, pero también tenía que ir a revisar el barco de un amigo antes de la misma. Aún así, y acordándome del cariñoso comentario del día anterior de la almiranta, me puse hecho un pincel, bueno, “elegante pero informal”, como dicen ahora los cursis, fui hasta la almiranta y le pregunté: “¿Qué tal?”, “Bueno, por fin te vistes de persona un día”. 
El calzado que me puse eran unos zapatos de vestir no muy adecuados para subirse a un barco con la cubierta húmeda. El lector se imaginará el resto: resbalón, espinillazo contra la regala, dolor infinito y ristra de improperios que según las monjas de mi colegio de la infancia exigirían confesión, mientras de fondo se oían las risas de una amiga que venía a echarme una mano.
Una vez de nuevo en casa, con un dolor bestial, pero eso sí, hecho un pincel, tuve que agenciarme la manera de poner algo de hielo en la espinilla para que no se inflamara, y que me permitiera atender a los invitados a la comida familiar. La solución fue un enfriador de botella de vino y medio metro de cinta americana. Al verme la almiranta me miró a los ojos; evidentemente yo pensé, equivocadamente, que quería “temita” por la noche, pero no fue así, cosa de la que me fui dando cuenta al ver que no me dirigió la palabra hasta que me quité mi improvisada cataplasma fría. 
En resumen: ¡¡¡Calzado adecuado hasta para ir a revisar el barco!!!

Rizos Malos Feos y Baratos

Ante la previsión de viento que se avecina para la regata en la que participo mañana sábado, me he visto en la necesidad de preparar los rizos de la mayor por lo que pueda pasar. Llegados a este punto, quisiera puntualizar una cosa: como el avezado y perspicaz lector de este blog ya habrá advertido, soy un “armador perrillas”, osea, que cualquier tarea o mejora que pueda hacer más barato mediante una chapucilla BBB, que recurriendo a la “economía de mercado”, será hecha mediante la chapucilla BBB, o incluso mediante la chapuza infecta MFB.

Como decía me veo ante la necesidad de preparar los rizos: mi vela dispone de dos rizos con sus ollazos en la baluma y el grátil para hacer los los rizos, con sus cabos de rizo correspondientes y luego tres ollazos pequeñitos, para con un cabito, agarrar el sobrante de la vela cuando esta está rizada; el problema es que en estos ollazos pequeños no tengo ningún cabito puesto que me permita agarrar el sobrante. Inicialmente había pensado en poner un cabo con un 8 a cada lado para que no se saliera y anudar el mismo por debajo de la botavara, pero luego pensé que en una situación en la que se requiere poner un rizo, no se suele disponer de demasiado tiempo para andar haciendo nuditos, por lo que he decidido hacer una chapuza infecta MFB con un cordel elástico, unos tacos de carpintería (como esos de los muebles de Ikea), y un taladro con broca para madera.

Primero de todo perforaré los tacos de carpintería haciendo un orificio de lado a lado por donde pasaré el cordel elástico de manera que quede doble y con dos puntas hacia un lado y la doblez hacia el otro. Tras eso anudaré los dos extremos, los quemaré, les pondré un trozo de cinta aislante o algo así de manera que aún así puedan pasar por los agujeros del rizo de la vela.

En el futuro trataré de hacer esto pero de manera más presentable, osea, lijando un poco los tacos, dándoles una capita de barniz, mejorando el nudo con una grapa o similar, etc. hoy no, porque los necesito para mañana mismo.

Humedad en el camarote (y II)

Por fin tengo ya las rejillas de ventilación en su sitio. Dije en su momento que cuando hubiese acabado la “chapucilla”, así que al lío:

A la hora de fijar las rejillas había que elegir el tipo de tornillo a utilizar ya que había dos opciones. Una primera a base de tornillo y tuerca con freno o tornillo en punta que quedase alojado dentro de la tabla de madera. La opción elegida era la del tornillo que quedase oculto dentro de la madera, aunque había un pequeño problema, la longitud del mismo y el grosor de la tabla.

El tornillo una vez colocado fijando las rejillas iba a salir medio milímetro por el otro lado de la tabla, por otro lado, dado que la rejilla iba a quedar a la intemperie había que sellarla de manera que no entrase el agua entre la misma y la tabla, para lo que iba a usar Sikaflex, y eso fue lo que me dio la solución. Lo que hice fue aplicar un cordón de Sikaflex en la rejilla en la zona de contacto con la madera y la dejé curar antes de atornillar la pieza. El Sikaflex una vez curado, no se deja aplastar tanto como sin curar, lo cual me permitió ganar ese milímetro que necesitaba. Coloqué las rejillas, las atornillé y quedó así:

Finalmente, un nuevo cordón alrededor de la pieza la sellaba por completo la misma, una lijada suave y un par de capas del lasur nogal satinado que cubre la tabla debaja todo listo. Hoy mismo la colocaré de nuevo en el barco.

Emitir a 25W por la emisora

En el Peregrina, (pongo por primera vez el Peregrina en lugar de la Peregrina para ver qué tal queda, creo que tendré que dedicarle un post invernal a ese tema)…

Como decía: en el Peregrina dispongo de la siguiente infraestructura: una Emisora VHF con DSC Raymarine Ray54, una batería de 70Ah comprada en Abril y que dejo siempre conectada a una cargador de baterías CTEK M45. El cableado de dicha sección del circuito del barco es nuevo de hace menos de un año y está aislado en sus conexiones con silicona. Además la emisora está conectada a una antena Pacific Aerials de medio metro situada en la popa del barco. De la batería al cuadro de luces el cableado también es nuevo, y en la línea en que se encuentra la emisora, además tenemos una antena GPS en forma de seta Evermore SA-320 y un par de bombillas led interiores del camarote que están siempre apagadas. El fusible de la línea que alimenta a la emisora es de 10A.

Todo esto lo explico porque el otro día, mientras yo volvía de Beluso a Portonovo, mi prima, armadora del Deneb trataba de contactar conmigo desde su barco, que navegaba hacia el norte estando situado al oeste de Punta Couso. La recepción era estupenda, la escuchaba sin problema ninguno, “alto y claro” como se suele decir. El problema es que al contestar yo, ellos no me oían, ya que seguían intentando contactar conmigo: debía emitir en alta para que me oyeran, así, que pulsé en el botón HI/LO de mi micro para cambiar y comencé a transmitir. En el momento de transmitir, en el display de la emisora apareció un dibujito de una batería con la palabra LOW dentro. Contacté con ellos por teléfono móvil y les dije lo que me sucedía, hablamos un rato, y tras colgar me quedé preocupado.

¿De qué me sirve tener emisora, antena, gps conectado a la emisora, etc. si llegado el caso, no puedo emitir un medé en alta? La verdad es que todo esto causó en mi cierta intranquilidad, pensando sobretodo en navegar con las peques. Al llegar a puerto me puse a investigar:

Diagnostico tras la investigación:

La emisora emite en baja potencia sin problemas, recibe todo tipo de señales, pero cuando quiero emitir en alta potencia, en el display de la emisora me aparece el dibujito de una batería con la palabra LOW dentro, que según el manual significa:

8. Battery Low: Indicates vessel battery voltage is below 10.5 VDC, which is the lowest voltage at which the radio can be reliably operated.

Información adicional: Tras patearme la documentación de la emisora he descubierto que al emitir en alta, la emisora consume 6A.

He consultado a un amiguete que sabe algo más de corriente continua que yo, y lo primero que me ha preguntado es por la sección de los cables, que en corriente continua es mucho más importante que en alterna, le dije que la sección es de 2,5 mm a lo que él me sugirió duplicase los cables.

Aún así, antes de nada voy a realizar alguna prueba midiendo las tensiones a la salida de la batería, a la entrada de la emisora, etc. y ampliar un poco este artículo.

Paso por boxes sin el limitador.

Una de las tareas que hay que realizar anualmente a un barco es darle patente. Como ya comenté más de una vez en este blog, estuve buscando la manera de hacerlo de la manera más barata posible. He leido mucho acerca del tema, y la verdad es que he encontrado mucha literatura de gurú acerca del tratamiento a realiar. Y conste que con esto no quiero decir que no tengan razón, pero hay que tener en cuenta los condicionantes de cada uno.

Al final, el trabajo lo hice yo mismo, si hubiese seguido el plan original, ahora diría: “subí el barco a un carro, lo chorreé con una hidrolimpiadora, le di un lijado suave, patente y al agua”, pero no fue así, la Almiranta vino a comprar la patente conmigo, por lo que como era de esperar metió baza y me vi con el coche cargado de patente y de esmalte para pintar la obra muerta.

La primera sorpresa fue que para subir el barco en la grúa, tuve que soltar el backstay, cosa que según los marineros no importaba nada, que era habitual, pero claro, lo que no saben es la tensión que lleva mi backstay, y es que el palo de mi barco, por algún motivo que desconozco no es el original. Menos mal, que mientras lo soltaba me puse guantes y me aparté del mismo, porque el latigazo fue bueno.

Además, tuve la suerte de que el destornillador, que salió volando con el tensor, cayó en la bañera del barco. Una vez el barco en el carro, he de decir que fue un trabajazo, y la paliza fue monumental, pero claro, como uno es de la Virgen del Puño, quise hacer el trabajo en menos de 48 horas, ya que eso suponía un ahorro del 30% en la factura de la grúa. Pasé la hidrolimpiadora a la obra viva, tras lo que retiré el folio de las amuras y el nombre del espejo, lijé la obra muerta, la limpié con acetona y un trapo, y encinté la línea de flotación. Tras eso apliqué el esmalte y… ¡¡¡menudo cambio!!!. Ahí acabó el trabajo el primer día.

El segundo apliqué la segunda capa de esmalte a la obra muerta y apliqué lasur nogal satinado a la cinta de madera que está en la regala del barco. Tras eso empecé a dar la patente a la obra muerta teniendo en cuenta no cagarla en la línea de flotación. Finalmente retiré el encintado de la línea de flotación y lo puse en la parte inferior de la obra muerta. Tras eso apliqué patente en la línea de flotación con bastante generosidad, osea 3 capas.

Por último, mientras los operarios del puerto preparaban la grúa para que le diera patente a las zonas en que se apoyaba el barco, aproveché para cambiar el aceite al motor, cosa que fue mucho más sencilla de lo que yo mismo pensaba y poner el folio y el nombre en sus correspondientes sitios, naturalmente en vinilos adhesivos.

Una hora más tarde el barco estaba amarrado de nuevo en su plaza del pantalán y yo estaba desquiciado tratando de volver a colocar el backstay en su sitio. Tuve que soltar bastante en el estay de proa, y luego tirar del amantillo usando el winche para que el backstay llegara hasta el sitio donde debía enganchar. Costó lo suyo hacerlo.

Cuando me iba, me fijé que me quedaron marcas de las bragas de la grúa en la obra muerta, supongo que por la celeridad con la se hizo todo, por lo que tengo que ir un día de estos con el esmalte, una lija y un rodillito solucionar el problemilla. Que cierto es eso que “el dinero del mezquino anda dos veces el camino”, cosa que me recuerda otro gran refrán: “hombre refranero…” (dejémoslo ahí).
En fin, que hice la gran chapuza, lo se, debería haber usado pintura bicomponente, haber lijado más,  limpiado y dejado secar varios días, haber dado una imprimación etc. pero vamos a ver: ya lo haré… ¡¡¡mañana!!! Sí, ya se que he hecho muchas aberraciones brico-náuticas en demasiado poco tiempo, pero me da absolutamente igual, absténganse de comentarios hablando de chapuza, cagada o similar.

Acabé con el depósito de agua

Sí, podría decirse que ha sido como un embarazo o más, porque he tardado por lo menos 9 meses en solucionar este tema por completo. Como mostré el otro día, ya tenía la tapa lista para poner en su sitio, así que preparé una bolsa con las herramientas imprescindibles para hacer el trabajo y me fui con la tapa para el barco.

Ya que iba a cerrar definitivamente el depósito, evidentemente lo primero fue limpiarlo a conciencia.

El siguiente paso echar un buen cordón de silicona alimentaria de la buena la mejor, de la mejor la superior, especialmente en los 34 agujeros de cada uno de los tornillos.

Luego poner la tapa y empezar a poner tornillos. Al principio, con mi magnífico taladro-atornillador, comprado hace 13 años fue todo coser y cantar, pero tras 20 tornillos, la batería, que está echa un asco y ya no vale para nada dijo: “no”. Así que a manita el resto, aunque por lo menos, con el taladro pude encarrilarlos.
Al apretar los tornillos empezó a rebosar un poquito del cordón de silicona  que puse inicialmente, así que con ayuda de una espátula lo retiré con cuidado de no montar un estropicio como el otro día con la tapa.

Finalmente la tapa quedó lista.

Y así quedó por dentro…

…y así por fuera.

Ahora, a otra cosa mariposa, que en un cascarón de 36 años, siempre hay cosas que arreglar.