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Larga Singladura (I) – Preparativos

Siempre he tenido ganas de hacer una larga singladura en el barco, dormir en distintos puertos. Como diría un cursi: “ver mundo”. Este verano, junto con un cómplice, por fin me he quitado el gusanillo, aunque con matices por la forma. Teníamos un objetivo común: llegar a Finisterre, yo por doblar el Carrumeiro Chico con el Peregrina y él por cenar en el Tira do Cordel.

Mi cómplice Marcos llevaba ya unas semanas proponiendo hacer una larga singladura. Todos los años hace un pequeño viaje para bucear, pero este año, por culpa del puñetero COVID-19 no pudo hacerlo. Hablando con él por teléfono de este contratiempo surgió la idea de irnos un par o tres de noches en el barco. Inicialmente la idea fue modesta: “nos vamos por la ría”. En medio de una conversación, medio en serio, medio en broma, surgió la frase: “Nos vamos al Tira do Cordel y nos metemos una lubina”. ¡Ya estaba liada! A Marcos ya no habría quien se lo quitara de la cabeza.

Con la ilusión de unos niños

Nos pasamos más de diez días o más preparando la larga singladura. Lo hicimos con la ilusión de dos niños pequeños, hasta el más mínimo detalle se discutía: desde la necesidad de una linterna hasta la conveniencia o no de llevar cualquier tipo de prenda de ropa. En concreto lo que más nos llevó, fue toda la conversación derivada del “Tío, que esto es Galicia, no es Canarias, aquí por la noche, en el mar hace un frío que te cagas”. La compra de un cortavientos impermeable y un calzado apropiado para navegar por su parte se convirtió en un drama. Para mi, el “ande yo caliente, ríase la gente” guía mi existencia. Para Marcos, que es más coqueto, el “en este mundo podrido y sin ética, a la gente sensible sólo nos queda la estética” encaja más. Y claro, buscar un calzado náutico o un cortavientos impermeable que cumpliera con sus criterios estéticos fue realmente complicado. Por otro lado, su capacidad limitada de traer equipaje, pues venía en avión, era un serio handicap también.

La previsión del tiempo era la clave

Desde un primer momento lo que más me preocupó fueron las condiciones meteorológicas que nos pudiésemos encontrar. Inicialmente, pensando que Marcos no querría madrugar demasiado, planifiqué hacer la subida en dos etapas: Portonovo – Muros y al día siguiente Muros – Finisterre. A medida que se acercaba la fecha y la previsión fue quedando más clara, decidimos que era factible hacerlo todo del tirón, siempre y cuando saliésemos lo más temprano posible y siempre que navegásemos contra el viento lo hiciésemos a motor, es decir: nada de hacer bordos.

Finalmente, llegado el día anterior, la previsión meteorológica era inmejorable, aunque nunca hay que fiarse de las previsiones, hasta llegados a la altura de Las Furnas no tendríamos apenas viento, lo que nos permitiría ponernos allí a medio día aproximadamente.

Planificando doblar el Carrumeiro Chico

Todo buen amante de la vela en Galicia conoce la regata Conde de Gondomar. Esta regata se celebra en el mes de julio y su recorrido es el más largo que se puede hacer desde Bayona sin sobrepasar el Cabo Finisterre. Consiste en subir desde Bayona a una baliza situada en la entrada de la Ría de Cee y Corcubión. Yo doblé dicha baliza a bordo del Marara IV hace tres años en dicha regata, y desde entonces siempre he querido hacerlo en el Peregrina. Además, Guillermo Gefael siempre me habla de cuando él subía hasta Finisterre en el Albariño, uno de los barcos de su padre y que precísamente era un Puma 23 como el Peregrina.

La idea para la larga singladura sería subir desde Portonovo hasta el Carrumeiro y luego entrar hasta Fisterra tras doblarlo, dejándolo a babor, al contrario de lo que se hace en la mencionada regata.

Ruta planificada

Intendencia

Una de las cosas más importantes de estar preparando “la larga singladura” es planificar todo lo que hay que llevar a bordo: todo fue debatido en largas conversaciones por whatsapp, pues mi compañero de aventura vive en las Islas Canarias. La conveniencia de llevar todo tipo de elementos fue discutida lárgamente: linternas, pilas, antiácidos, almohada, antifaz para dormir, galletas, tabletas de arrepentól, café, etc. Evidentemente el llevar o no cerveza no se discutió lo más mínimo.

Dado que íbamos a realizar una larga singladura, yo quería asegurarme de ir con combustible de sobra, por lo que me hice con un bidón de 30 litros, que sumado al de 10 que ya tenía, y a llenar el depósito del barco con otros 14 hiciera que lleváramos 54 litros. Debía llegar sobradamente para ir y volver a una velocidad de 5 nudos y pico, pero aún así, no las tenía todas conmigo. Hasta busqué por internet el consumo de los Suzuki DF15, sin mucho éxito por cierto.

Finalmente todo estaba listo y preparado: baterías cargadas, depósitos llenos, bodega llena de provisiones… El día anterior a nuestra salida convinimos vernos en el puerto a las 7’30 para intentar salir a las 8’00 y salir a las 8’30. La aventura estaba a punto de empezar.

Salida con retraso

Saliendo de la Ría de Pontevedra

Como era de esperar, llegado el día partimos de puerto con media hora de retraso, salimos a las 8’30. La mañana amaneció brumosa y gris. El mar estaba muy tranquilo, sin viento alguno.

Nuestro primer punto del recorrido tras salir de la ría era Punta Miranda, en San Vicente do Mar. Llegamos una hora aproximadamente después de salir de puerto con bruma y cielo gris aún. Hacía bastante fresco, pues a pesar de ser el mes de agosto, a primera hora en el mar siempre lo hace.

Punta Miranda / San Vicente do Mar desde el SW.

Nuestro primer objetivo era pasar Sálvora lo antes posible, antes de que se levantara el viento del noroeste previsto. Queríamos pasar por el angosto canal de Sagrés para aprovechar el GPS, el mar en calma y la ausencia de viento. Eso nos permitiría ahorrarnos el tiempo que nos llevaría pasar Sálvora por fuera.

Mantuvimos una animada charla acerca de cantidad de temas. Teníamos que ponernos al día, pues desde hacía un año apenas habíamos hablado. El tiempo y las millas pasan rápido cuando uno tiene compañía con quien hablar mientras navega.

Marcos dándome animada charla mientras pasábamos entre Sálvora y Noro.

Continuará…

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