Estay nuevo por fin

Como contaba en mi anterior artículo, para volver a montar el enrollador en el palo, decidí desarbolar el barco. ¿El motivo? Pues que tanto los obenques como estay y backstay se agarran en el mismo bulón del tope del palo, y cada uno de ellos tiene que ir en una posición concreta debido a las salidas para los mismos que tiene el tope del palo.

Inicialmente estuvimos dandole vueltas a la posibilidad de soltar los obeneques y backestay en cubierta y dejar el palo sostenido sólo por baby-estay y obenquillos, que en situación de reposo serían suficientes para que palo no cayera. El lector que además sepa algo de náutica, especialmente de reparaciones en el tope del palo, se habrá dado cuenta de que lo que planteo es peligroso con una persona subida al palo, pues de la cruceta para arriba el palo no tendría soporte alguno, pues los obenquillos y baby estay sólo trabararían hasta la cruceta. Pero claro, la operación no las estábamos haciendo subidos al palo, sino desde la cesta de un camión grúa (lo que mola tener cuñados con empresa dedicada a la construcción).

El problema que motivó el desarbolado fue el que el bulón no había quien lo sacara con el palo arbolado, así que atamos el tope del palo a la grúa, soltamos toda la jarcia y sacamos el palo. Las cosas parecía que no había manera de que acabaran de arreglarse. Posamos el palo sobre unos caballetes adquiridos para la ocasión (¡5,50 cada uno de los dos caballetes de mierda de madera de pino, por cierto!). Sacar el bulón no fue nada fácil, sólo con el uso abundante de un aceite “aflojalotodo” de esos, y con un tiempo de espera largo, al final conseguí desplazar el bulón a golpes lo suficiente como para que entrara la gaza del estay en su posición.

Tras colocar el estay en el tope del palo, y ya aprovechando que tenía la ITB para marzo de 2015, revisé la luz de tope, la verdad es que el casquillo es chulísimo, todo retro, pero no iba, por lo que opté por poner uno nuevo. En el proyector de cubierta, símplemente había que cambiar la bombilla, pero ya que estaba, aproveché para cambiar todo el cableado eléctrico del palo. Al final todo quedó estupendo,  el palo estaba listo para arbolar. Por desgracia para mi, llegaba el fin de semana y se acercaban lluvias, así que hubo que retrasarlo un par de días. 

El palo estaba apoyado sobre los caballetes en la zona de marina seca del puerto de Portonovo, y tras hablar con uno de los marineros, este me aconsejó que no lo dejara allí el fin de semana, al parecer el vandalismo y el botellón campan a sus anchas por aquella zona. Al final, me ofrecieron guardar el palo en el almacén que tienen ellos allí, y allí quedó. ¡Arbolaríamos al día siguiente! Ya quedaba menos para  navegar de nuevo.

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