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Un sábado de agosto en pleno mayo

Un sábado de agosto en pleno mayo, eso fue lo que sucedió el pasado. La verdad es que la previsión de tiempo era inmejorable, aunque quizá parecía que el viento iba a escasear, y la verdad es que así fue hasta pasadas las dos de la tarde. Salimos de Sanxenxo tras, como no podía ser de otra forma, llenar la nevera del barco de cervezas y hielo. Además, para comer, no quisimos complicarnos y fuimos por el bar A Lonxa de Portonovo a coger “tres bocadillos de jamón asado con queso para llevar y que vayan bien de salsa por favor”.

Dado que el viento era más bien nulo, ni nos molestamos en quitar la funda a la mayor o desenrollar las escotas de los winches. Encendimos el motor y arreamos. En un principio la tripulación proponía ir al medio de la ría y quedarnos a la deriva, pero la verdad es que a mi eso no me convencía demasiado y además, ya tenía pensado ir a un sitio en concreto. Nuestro destino era uno de esos sitios dentro de la ría que estarían en el top 5 de los mejores sitios donde fondear, y que por desgracia está también el el top 5 de los sitios más conocidos de la ría. No voy a decir el nombre del sitio, porque no tengo el menor interés en que se sepa, aunque con una simple foto colgada en el facebook ya hubo quien lo identificó.

Fondeamos en el no mencionado sitio y mientras manteníamos una animada charla nos tomamos unas buenas birras, ya fresquitas, y nos comimos los “bocadillos de jamón asado con queso para llevar y que vayan bien de salsa” y tras eso, preparé a mis “grumetes” unos buenos gin-tónic “tamaño cadete” para que disfrutaran de postre. Durante la comida llegó una motora que iba a reunirse con otra que ya estaba fondeada cerca nuestra y al ir a abarloarse se dieron una castaña de padre y señor mío; no sé si hubo muchos daños, pero sonar, sonó, y bastante. Pasado un rato de animada charla me di cuenta de que a mí, el tema de la vela me gusta más que a ellos, pues tras comer me di cuenta de que se había levantado una hermosa brisa, y me “ardía el culo” por izar las velas.

Así que como donde hay patrón no manda marinero, tuve que currarme toda la preparación de escotas, drizas y demás para izar las velas, pero en cuestión de 5 minutos estábamos izando el ancla, no sin antes preprar una segunda ronda de gin-tónics “tamaño cadete”.  La navegación a vela fue tranquila, con viento por la aleta (no diré cual para no dar pistas de dónde estábamos fondeados) poco a poco nos acercamos a Raxó, pues uno de los tripulantes se tenía que quedar allí sobre las cuatro de la tarde. Dado que nos sobraba tiempo, optamos por virar y cruzar la ría con el fin de hacer algo de tiempo y aprovechar la maravillosa brisa que soplaba.

Llegando a las inmediaciones de Aguete pudimos ver la salida de la Vuelta a Tambo para embarcaciones Tradicionales donde se podían ver estos hermosos barcos. Dimos la vuelta y entramos en el puerto de Raxó y desembarcamos para tomar algo con el tripulante que nos dejaba y, mientras el otro con una llamada invitaba a una amiga suya. Tras llegar esta, acompañada de una segunda, embarcamos de nuevo y volvimos a hacer un rápido trayecto de cruce de ría y vuelta a Tambo para dejarlas de vuelta. Durante dicho trayecto nos cruzamos con varios de los barcos que realizaban la Vuelta a Tambo y charlé con el patrón del Sara O por radio quien me explicó que no se trataba de una regata sino un paseo en conjunto. Poco después tuve la ocasión de por fin saludar en persona al armador del Tiki-Taka, un bonito catamarán polinesio que surca las rías bajas, así que para celebrarlo mi tripulante decidió preparar una tercera y última ronda de gin-tónic “tamaño cadete”.
Tras desembarcar a las dos pasajeras en Raxó, y ante la llamada del almirantazgo reclamando mi presencia, arriamos velas, encendimos el motor y zurramos para el puerto de Sanxenxo lo más rápido que pudimos.

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